BOTONES

  • domingo, 3 de febrero de 2008

    FIN DE UNA EPOCA




    Al-Maden, la mina. Los musulmanes bautizaron así a esta comarca por la enorme riqueza que escondían sus entrañas: el cinabrio, un mineral rojo y pesado, compuesto de azufre y de mercurio, que se obtiene calentando la piedra. Pero la historia de estos yacimientos empezó en tiempos de la Pax Romana.


    Porque las reservas de Almadén han sido las más importantes del mundo: una tercera parte del mercurio que la Humanidad utiliza. Y ahora, con las minas clausuradas, es el turista el que se pasea por sus galerías.

    El Parque Minero de Almadén enseña la historia de los últimos veinte siglos bajo tierra. Dirigidas por la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales), los pozos y demás instalaciones se han recuperado para los visitantes y se han completado con un par de museos.

    Del rojo bermellón al azogue
    Los romanos machacaron el cinabrio para obtener el rojo bermellón, que abunda en sus frescos, y puede verse todavía en los restos de Pompeya.

    Pero fueron realmente los musulmanes los que empezaron a explotar estos pozos para sacar el mercurio o azogue, muy preciado por su utilidad medicinal. En el año 1151, los cristianos se hicieron con las minas.

    En el siglo XV, Almadén recibe el título de villa. Son los particulares los que explotan el azogue. Pero acabará controlándolo la Corona. De las manos de Carlos V pasa a las de la familia alemana Fugger.

    El mercurio en América
    Pero el azogue también fue vital para construir un imperio en América. Se transportó a las minas de oro y plata del Nuevo Mundo para, una vez allí, amalgamarlo con el oro y la plata, y traerlo de vuelta a Europa. Durante siglo y medio se utilizó a presos forzados como mineros.

    Es sólo parte de la larga historia del mercurio, que ha puesto su punto y final en Europa. Las minas de Almadén están cerradas desde 2002. Por motivos medioambientales, la Unión Europea ha prohibido su extracción y exportación desde Europa a partir de 2011. Pero no prohíbe la importación desde terceros países.

    Aun así, acabando con Almadén, se acaba de un plumazo con la tercera parte mundial del problema. Queda ahora este parque minero como testigo de 2.000 años, que busca a los turistas para que la importancia que tuvo el azogue no caiga en el olvido.

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