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  • sábado, 2 de junio de 2007

    ORDENES MEDIEVALES ESPAÑOLAS

    En los últimos años del siglo XII tres órdenes fueron auténticos baluartes en la defensa de los territorios fronterizos de la Meseta Sur, La Mancha y la actual Extremadura. Tras la conquista de la Andalucía Bética, en el siglo XIII, pasaron asimismo a ocupar puestos claves en la defensa de la frontera que separaba a la Corona de Castilla de la Granada nazarí. Pero también llevaron a cabo una importante labor repobladora en las tierras que controlaban. Las amplias donaciones que fueron recibiendo, tanto de reyes como de particulares, convirtieron a las órdenes militares de Calatrava, Alcántara y Santiago en protagonistas, tanto en el terreno económico como en el político, de la historia de los reinos de Castilla y León.
    El patrimonio territorial de la orden de Alcántara se localizaba preferentemente en Extremadura. La orden de Calatrava se extendió ante todo por tierras de La Mancha, por la comarca denominada Campo de Calatrava. En cuanto a la orden de Santiago, cuyo patrimonio territorial estaba muy disperso, hay que señalar el hecho de que alcanzara una proyección fuera de la Península. En 1317, por iniciativa del rey Jaime II, se constituyó en la Corona de Aragón la orden militar de Santa María de Montesa. Inspirada en la regla cisterciense, la nueva orden, que nació como una filial de la de Calatrava, vino a ocupar el vacío dejado unos años antes por la suprimida orden del Temple. La orden citada, que a finales del siglo XIV, al integrarse con la orden de San Jorge de Alfama, pasó a denominarse de Santa María de Montesa y San Jorge de Alfama, recibió importantes concesiones territoriales en Aragón y Cataluña.
    Organización de las órdenes
    Al frente de cada orden había un maestre, habitualmente elegido por los caballeros reunidos en capítulo, aunque fuera necesaria la posterior validación pontificia. No obstante, debido al enorme poder que alcanzaron las órdenes militares, fue frecuente la intervención directa de los monarcas en el nombramiento de los maestres, particularmente en los últimos siglos de la edad media. Cabe recordar a este respecto el significado alcanzado por el maestrazgo de Santiago en la vida política de la Castilla del siglo XV, sobre todo en tiempos de Juan II y de don Álvaro de Luna. En un orden inferior se encontraban los comendadores mayores o priores.

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